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Recordar el pasado para hacer una mejor minería

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Hablar de esmeraldas en Boyacá es hablar, primero que todo, de los muzos, aquel grupo indígena que tallaba con maestría estas hermosas gemas que poco a poco fueron convirtiéndose en las más preciadas a nivel mundial.
 
 Todos los sectores mineros tuvieron épocas en las que la seguridad y el concepto de desarrollo humano estaban en un segundo plano. Todos los sectores mineros tuvieron épocas en las que la seguridad y el concepto de desarrollo humano estaban en un segundo plano.La leyenda nos cuenta que estas verdes piedras son lágrimas que regó Fura por todo el occidente de Boyacá, cuando murió su amado, Tena. Desde aquella historia, pasando por las extracciones de los españoles en su muchas veces salvaje colonización hasta lo vivido en recientes años, la esmeralda siempre ha fascinado a propios y extraños.
 
No obstante, más allá de la preciosa piedra hay una comunidad que ha vivido alrededor de ella y que hoy experimenta cambios en su forma de verla y en su concepción de la vida misma. Para nadie es un secreto que el propio gremio, junto a los esfuerzos de las empresas que han llegado en los últimos años, han venido generando cambios en la manera de ver, producir y comercializar la esmeralda.
 
Su voluntad férrea y la de los ciudadanos de a pie ha permitido que la imagen y percepción de uno de los sectores mineros más comprometidos del país se haya venido transformando. Hoy la realidad es que en las provincias del occidente y oriente de Boyacá se hace una mejor minería basada en conceptos de sostenibilidad, seguridad y desarrollo.
 
Mirar al pasado, como ocurre en todos los sectores mineros, es recordar épocas en las que la seguridad y el concepto de desarrollo humano estaban en un plano relegado. Pero el presente nos muestra otra realidad. Los mineros de la esmeralda no solo trabajan en busca de la preciada gema, sino que lo hacen con la convicción de un sector que cumple con los lineamientos legales, toda vez que los empresarios están asumiendo decisiones gerenciales que buscan el desarrollo no solo del individuo sino del conjunto de actores que labora en su empresa.
 
Hoy existe un entorno en el que los mineros cuentan con seguridad laboral y social, que ha venido cambiando gracias a los aportes de los propios empresarios y al trabajo que hemos desarrollado desde la Gobernación, donde gestionamos los recursos para la construcción del hospital de Muzo, un anhelo de hace muchos años entre los habitantes del occidente del departamento. A esto le debemos sumar el arreglo de vías y tecnología educativa, entre otras mejoras.
 
En definitiva, la tierra de la mejor esmeralda del mundo es la de la leyenda de Fura y Tena, de lágrimas que se convirtieron en preciosas gemas adoradas en el mundo entero; pero también de una tierra que hoy vive una realidad cambiante, que mira hacia adelante y que surge de la mano de empresarios, el gremio, la comunidad y el gobierno departamental.
 
 
CARLOS AMAYA
* Gobernador de Boyacá.
 
Semana.com