Caminando entre Gigantes
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En la mina del Cerrejón se respira trabajo exigente en toda su actividad. Un sol inclemente, el fuerte calor y en general un ambiente de trabajo duro y desgastante, donde a cada paso nos encontramos con hombres rudos de todas las edades que se encargan de labores a campo abierto, ya sea operando los gigantescos camiones que circulan por las anchas vías con material estéril o carbón, o cargando los pozos con explosivos.
En lugares específicos de los tajos, se ubican los parqueaderos para estos camiones en donde se realizan las reparaciones menores.
Para los cambios de turno, esparcimiento y demás, se encuentran los campamentos para el descanso de los operarios. Es aquí donde pueden tomar un refrigerio, parar para relajar las piernas, conversar un rato con sus compañeros o simplemente cambiarse para iniciar un turno. De hecho el transporte que los trae a la mina desde sus hogares, los deja de acuerdo a los Tajos asignados en estos parqueaderos en donde se asignarán al camión de turno.
Cuando solicitamos conocer a una mujer que trabajara a campo abierto, la referencia que obtuvimos fue inmediata: Rossana. Así que nos dirigimos hacia uno de estos parqueaderos o línea Down, como es denominado el lugar en la mina.
Alineados perfectamente encontramos unos 10 camiones Hitachi Euclid 5000; Inmensas moles que cargan hasta 320 toneladas. Estar tan cerca de estos camiones es intimidante , pero no para Rossana. Una joven mujer de lindo rostro, acento costeño y estatura mediana, que viste de uniforme amarillo, casco blanco y quién a pesar de la labor que desempeña se ve perfectamente arreglada.
Ella es Rossana Yances, supervisa el trabajo de 35 operadores de estos camiones y está pendiente de cualquier anomalía o evento que ocurra durante la operación. Asigna a cada camión un operador y vigila que cada uno de ellos desempeñe su labor en forma segura, diligente y sin tropiezos. Este es el trabajo regular de ella y a la vez, el puente entre los operadores y el Centro de Despacho de Camiones.
Con la amenaza de tormenta en el horizonte y frente a una línea de camiones, -nosotros- TM, conversamos brevemente con ella.
TM- Cuéntenos ¿cómo es para usted un día de trabajo aquí?
R. Y.- Mi día de trabajo comienza desde que me levanto para arrancar en la camioneta que nos trae al Tajo. Estamos hablando de 4:00 a. m., llegamos a la línea donde llegan todos los operadores en buses de las poblaciones cercanas a la Guajira, 35 operadores que son las personas que tengo a cargo.
Desde ese cambiadero, al que llamamos tabaco, nos trasladan a la línea de LISTO, que es donde tenemos parqueados la mayoría de los camiones que administro. Es el momento de dar una charla de seguridad donde les cuento las novedades que tuvo el turno anterior y las condiciones que estamos encontrando; (como pueden ver, hoy hay condiciones de lluvia, de lodo...). Son condiciones que como adversas, se salen de lo normal: por lo que tenemos que prevenirlos de cuáles zonas están más dañadas, qué zonas no están habilitadas para operar, además de comentarles las últimas novedades que hemos tenido, ...
TM- ¿Cuánto lleva trabajando
en el Cerrejón?
R. Y.- El primero de julio del 2014 cumplí 4 años.
TM-¿Directamente en esta área?
R. Y.- Demoré casi 3 meses en minería de carbón, de manera provisional pero son tres años que he estado en acarreo.
TM-¿Cómo es el trabajo con el personal masculino?
R. Y.- Es retador porque como todo trabajo donde casi entre el 94% al 98% del personal es masculino, siempre hay choques. Pero en general la gente de la Guajira es muy trabajadora, me tratan bien y son respetuosos; pero no falta la gente que no está en esa tónica y hay que sobrellevarlos.
TM-¿Es usted muy brava con ellos?
R. Y.-Con los que toca...
TM-Estos camiones aquí parqueados, ¿qué hacen?
R. Y.- Estos camiones están en línea de Down, hay algunos que tienen un mantenimiento preventivo como este, que tiene un problema de motor. “Ahí está el personal contratista haciéndole el trabajo”. Los otros están Down por diferentes motivos, varados, frenos, cosas que le imposibilitan al operador transitar de manera normal.
TM- Nos estaba hablando de un sistema para la temperatura de las llantas. Cuéntenos acerca de eso.
R. Y.- Es como con su carro, uno basicamente percibe por el golpe... esto lo hace es enviar señales en tiempo real de si latemperatura su presión están elevadas.
La temperatura debe estar en 80 grados, pero si sube a más de 90 el camión debe parar inmediatamente, porque puede haber un desprendimiento.
TM- ¿Cómo se hacía antes?
R. Y.-No, antes la temperatura no se medía realmente, esa tecnología es nueva para nosotros. Sabíamos que la llanta se pinchaba por la fuga como en un carro, por el sonido al ir rodando y algún compañero que la veía desde atrás reportaba una llanta con falla.
TM-¿Cuando uno se pincha en un carro, es relativamente fácil el cambio de llanta. Cómo es en el caso de estos camiones?
R. Y.-Las llantas delanteras son vitales para nosotros. Porque son las más nuevas. Entonces si es la llanta uno o la dos, de inmediato hay que parar el camión donde esté. El control lo identifica y se para de inmediato, lo reporta a la base, lo pone Down por llantas y me informa rápidamente. Yo tengo que llegar al área, evaluar qué tan dañado está y descargarlo en el punto. Viene una cuadrilla como nosotros, (le llamamos IN SITU).
TM-¿Ellos traen todo el equipo?
R. Y.-Sí. Ellos tienen un equipo portátil donde desmontan la llanta, son casos muy puntuales.
TM-¿El vehículo de reparación es un camión muy grande?
R. Y.-No, ni tanto. Es un móvil relativamente pequeño. O sea hacen un trabajo muy bueno, el cambiar la llanta IN SITU y lo hacen con todos los elementos para un cambio seguro.
TM-Ingeniera Rosana, mil gracias, ¿contamos con su permiso para subir a uno de los camiones?
R. Y.-Claro que sí. No hay problema.